Este blog no lo compartí públicamente, fue en su momento como una descarga, ponía acá lo negativo, lo que no me gustaba. Compartirlo sería como transmitir en vivo la terapia con un psicólogo quizás.

Hasta que ayer entendí que somos personas, tenemos peores y mejores momentos durante nuestras vidas, es normal, aceptable y conocido por todos.

Lo que me hizo darme cuenta fue ayer hablando con un amigo mío que le dije “yo nunca me enojo”, a lo que me respondió: “no, no te enojas desde que tenes el implante”.
Wow, no se si lo leen como yo lo recibí, pero fue y es muy profundo. Que loco como un aparato puede cambiar mi humor, mi manera de recibir, de expresarme. Me cambió a mi interna e indirectamente.

Si sigo pensando, tiene lógica porque mi calidad de vida mejoró enormemente, de hecho casi todo de lo que hablé en publicaciones anteriores de este blog ya no me pasa, cambió mucho. Ya no tengo estrés ni miedo, no corro peligro por el hecho de ser hipoacúsico.

Entonces, ya salí de esa posición de “vulnerabilidad” digamos, no estoy más ahí en mi punto mínimo, sino que como subí puedo hacerme el superado y compartir, para llegar a gente y ayudar. Si no es ayudar es empatizar, que termina siendo ayudar en algún punto.

Creo a la empatía como el gran valor, eso nos hace grandes personas. Tener empatía, pensar en el otro, ser y sentir.

Bueno, acá termino esta escritura que no tiene mucho hilo ni vuelta, sino que muchos pensamientos juntos y separados.

Espero que estes disfrutando la vida. Ayer rendí un final en la facultad y me saqué un 2, fue la primera vez que fui presencial a la facultad, salí feliz, no podía entender que estaba pasando… si eso es gracias al implante, recomiendo ser hipoacusico, algún día va a estar de moda!

Saludos y salud!


0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *